SANTO DOMINGO.-.La independencia de las mujeres jóvenes se ha convertido en un factor que garantiza el ejercicio de sus derechos como parte activa de la sociedad.
Las mujeres han sido víctimas durante mucho tiempo de una desigualdad que ha ido generando violencia, que ha sido causa de la desintegración familiar y que se refuerza y se multiplica porque una gran cantidad de víctimas de este delito se niegan a denunciarlo para "preservar su vida".
La violencia de género está presente desde la infancia, pero se acentúa en la adolescencia cuando las jovencitas asumen, casi siempre de manera apresurada y por un embarazo temprano, un rol de adultas para el que no están preparadas, lo que impacta negativamente en su desarrollo.
Es casi siempre en los sectores de escasos recursos donde un gran número de jovencitas pasan de hijas a madres a muy temprana edad.
De cada 1,000 mujeres que se embarazan en el país, 92 son adolescentes. Un hecho que muchas personas ven como algo natural, sin tener en cuenta las consecuencias negativas que esto acarrea para la madre adolescente y para el hijo de esa joven.
Un caso que consterno al país el pasado 27 de julio del 2010, fue el de una muchacha de 18 años que resultó quemada por la sustancia de ácido del diablo rociado por su esposo, y terminó muerta la persona más indefensa: una bebé de dos meses procreada por la pareja.
Los conflictos entre los cónyuges tenían mucho tiempo, y la consecuencia de ese ataque fue la muerte de la criatura nacida de una madre adolescente.
Violencia durante el noviazgo
El amor, el cuidado, el apoyo y la compresión forman parte del grupo de expectativas que crean los adolescentes en torno a lo que es el noviazgo, aspiran a vivirlos dentro de una relación que no posee la madurez necesaria para lidiar con dificultades, por lo que derivan en la mayoría de los casos relaciones violentas.
La violencia en el noviazgo es un problema que no respeta ámbitos sociales, ni culturas ni edades ya que los jóvenes adolescentes se consideran lo suficientemente adultos para iniciar su relación.
Un caso reciente es el de la joven Karame Guadalupe Rodríguez Ovalles, que estaba a punto de cumplir 15 años, pero horas antes de este anhelado momento ocurrió un hecho que llenó de tristeza e indignación a quienes la rodeaban.
Karame Guadalupe fue asesinada por su ex pareja, otro joven de 17 años, cegado por los celos porque ella ya no deseaba estar con él, y le dio una puñalada que le perforó el pulmón.
La noche de ese 23 de octubre una vida joven fue cegada por la violencia y el luto de una familia se sumó a las estadísticas de la violencia de género.
Muchas son las adolescentes que sufren la violencia en silencio desde el noviazgo, incluso llegan al matrimonio y se pasan la vida esperando un cambio de actitud de su pareja, pero la situación suele empeorar de tal manera que casi siempre termina en la muerte.
El agresor y la agredida
En la adolescencia es cuando la persona define un sentido para su vida, que luego se refleja en la relación de pareja y suele estar influido por la experiencia vivida en el hogar.
Diversos factores conllevan a que el adolescente masculino tenga una conducta determinada ante los parámetros establecidos por la sociedad, condicionada desde la niñez, y que moldea la personalidad de quien podría definirse como alguien pasivo o agresivo.
En una encuesta realizada a un grupo de 18 adolescentes femeninas comprendidas entre los 15 y 17 años, las encuestadas manifestaron que identifican a un joven como agresivo conociendo su estilo de vida y en el círculo de amistad que mantienen con sus amigos.
Asimismo las adolescentes sostuvieron que la historia familiar y la conducta en la escuela son factores claves para identificar a un joven como agresor antes de dar inicio a la relación de dos.
Entre tanto, la joven agredida, sea física o verbalmente, desde la primera ocasión empieza a reflejar miedo e inseguridad y hasta puede cohibirse de muchas cosas que solía hacer en su vida diaria, todo para evitar conflictos con su pareja.
Asimismo decide aislarse de sus seres más cercanos, sean familiares o amigos, por temor a que alguno de estos posea alguna sospecha del maltrato recibido, o simplemente para evitar que su pareja sienta incomodidad.
Factores que muestran al joven como agresor según encuesta realizada a adolescentes entre 15 y 18 años
Qué hacer ante esta situación y cómo evitar que suceda
Es importante que los adolescentes vivan esa etapa de la vida en plenitud, que eviten involucrarse en relaciones formales a temprana edad y que, con la guía de los adultos, se preparen a afrontar la etapa siguiente con objetivos claros.
Si ya se está inmerso dentro de la situación, lo prudente es buscar la ayuda adecuada lo antes posible para salir a camino antes de que sea muy tarde.
Otro factor no menos importante, es identificar con quién es prudente o no involucrarse, esto es posible cuando a medida que se conoce la persona se observan sus características, su forma de pensar, sus reacciones y sus actitudes, su grado de agresividad.
Las jovencitas tienen que aprender a evitar a las personas agresivas, sobre todo a los varones, y no dejarse llevar por la imagen, por el aspecto físico o su popularidad en la escuela o en el barrio.
Diferencia entre la violencia adolescente y adulta
Cuando hay violencia en el noviazgo adolescente, la parte agredida piensa que es algo normal en la pareja, mientras que en la violencia adulta este hecho es tomado con mayor seriedad debido a que la persona tiene un mayor conocimiento de lo que significa el factor violencia en su vida.
En la adolescencia es más fácil salir de la situación de agresión a tiempo siempre y cuando no existan hijos concebidos por la pareja y no se haya llegado al vínculo matrimonial.
Sin embargo, cuando se vive la violencia en la adolescencia la persona puede resultar más afectada que en la vida adulta, porque los trastornos que acarrea son más difíciles de solucionar.
Programas para erradicar la violencia en adolescentes
El Centro de Atención a Sobrevivientes de Violencia, unidad especializada de la Fiscalía del Distrito Nacional, tiene a su disposición psicólogas y terapeutas que trabajan con la recuperación física y emocional de las mujeres víctimas de violencia. Para disminuir la vulnerabilidad que las expone a permanecer en tal situación les ofrecen ayuda económica para permanecer dentro del programa.
Asimismo entidades como el Ministerio de la Mujer, la Dirección de Familia, Niñez, Adolescencia y Género en conjunto con las fiscalías barriales ofrecen campañas preventivas, que incluyen charlas impartidas con la finalidad de educar y orientar a los adolescentes y a sus padres sobre la violencia de género.
De igual manera existe el Observatorio de Justicia y Género, creado por el Poder Judicial que brinda un espacio a la mujer para exponer sus situaciones.
Este observatorio posee enlaces digitales con páginas de otros países de Latinoamérica que permiten un acceso a información y organismos especializados en temas de violencia de género e igualdad, que también ofrecen programas de capacitación que permiten el desarrollo de la mujer en diferentes ámbitos, y ayudan así a que pueda superar la etapa de agresión que vivió y se inserte de manera normal en la sociedad.
La violencia dentro del noviazgo va en aumento
Según datos estadísticos mostrados por la Procuraduría General de la República, del 35% por ciento de denuncias recibidas en las Fiscalías por violencia de género un 15% por ciento afecta a jóvenes adolescentes entre las edades de 15 a 18 años, creciendo a medida que el compromiso de la pareja se vuelve mayor.
Es curioso ver como las jóvenes suelen interpretar las agresiones en el noviazgo como algo natural, sin darles la importancia necesaria, incluso algunas no se consideran agredidas y asumen que el maltrato solo lo viven las mujeres casadas.
Llama la atención saber que las mujeres que son maltratadas en el matrimonio, vivieron durante la etapa del noviazgo alguna agresión por parte de su pareja y aun así decidieron continuar en la relación.
Las mujeres han sido víctimas durante mucho tiempo de una desigualdad que ha ido generando violencia, que ha sido causa de la desintegración familiar y que se refuerza y se multiplica porque una gran cantidad de víctimas de este delito se niegan a denunciarlo para "preservar su vida".
La violencia de género está presente desde la infancia, pero se acentúa en la adolescencia cuando las jovencitas asumen, casi siempre de manera apresurada y por un embarazo temprano, un rol de adultas para el que no están preparadas, lo que impacta negativamente en su desarrollo.
Es casi siempre en los sectores de escasos recursos donde un gran número de jovencitas pasan de hijas a madres a muy temprana edad.
De cada 1,000 mujeres que se embarazan en el país, 92 son adolescentes. Un hecho que muchas personas ven como algo natural, sin tener en cuenta las consecuencias negativas que esto acarrea para la madre adolescente y para el hijo de esa joven.
Un caso que consterno al país el pasado 27 de julio del 2010, fue el de una muchacha de 18 años que resultó quemada por la sustancia de ácido del diablo rociado por su esposo, y terminó muerta la persona más indefensa: una bebé de dos meses procreada por la pareja.
Los conflictos entre los cónyuges tenían mucho tiempo, y la consecuencia de ese ataque fue la muerte de la criatura nacida de una madre adolescente.
Violencia durante el noviazgo
El amor, el cuidado, el apoyo y la compresión forman parte del grupo de expectativas que crean los adolescentes en torno a lo que es el noviazgo, aspiran a vivirlos dentro de una relación que no posee la madurez necesaria para lidiar con dificultades, por lo que derivan en la mayoría de los casos relaciones violentas.
La violencia en el noviazgo es un problema que no respeta ámbitos sociales, ni culturas ni edades ya que los jóvenes adolescentes se consideran lo suficientemente adultos para iniciar su relación.
Un caso reciente es el de la joven Karame Guadalupe Rodríguez Ovalles, que estaba a punto de cumplir 15 años, pero horas antes de este anhelado momento ocurrió un hecho que llenó de tristeza e indignación a quienes la rodeaban.
Karame Guadalupe fue asesinada por su ex pareja, otro joven de 17 años, cegado por los celos porque ella ya no deseaba estar con él, y le dio una puñalada que le perforó el pulmón.
La noche de ese 23 de octubre una vida joven fue cegada por la violencia y el luto de una familia se sumó a las estadísticas de la violencia de género.
Muchas son las adolescentes que sufren la violencia en silencio desde el noviazgo, incluso llegan al matrimonio y se pasan la vida esperando un cambio de actitud de su pareja, pero la situación suele empeorar de tal manera que casi siempre termina en la muerte.
El agresor y la agredida
En la adolescencia es cuando la persona define un sentido para su vida, que luego se refleja en la relación de pareja y suele estar influido por la experiencia vivida en el hogar.
Diversos factores conllevan a que el adolescente masculino tenga una conducta determinada ante los parámetros establecidos por la sociedad, condicionada desde la niñez, y que moldea la personalidad de quien podría definirse como alguien pasivo o agresivo.
En una encuesta realizada a un grupo de 18 adolescentes femeninas comprendidas entre los 15 y 17 años, las encuestadas manifestaron que identifican a un joven como agresivo conociendo su estilo de vida y en el círculo de amistad que mantienen con sus amigos.
Asimismo las adolescentes sostuvieron que la historia familiar y la conducta en la escuela son factores claves para identificar a un joven como agresor antes de dar inicio a la relación de dos.
Entre tanto, la joven agredida, sea física o verbalmente, desde la primera ocasión empieza a reflejar miedo e inseguridad y hasta puede cohibirse de muchas cosas que solía hacer en su vida diaria, todo para evitar conflictos con su pareja.
Asimismo decide aislarse de sus seres más cercanos, sean familiares o amigos, por temor a que alguno de estos posea alguna sospecha del maltrato recibido, o simplemente para evitar que su pareja sienta incomodidad.
Factores que muestran al joven como agresor según encuesta realizada a adolescentes entre 15 y 18 años
Qué hacer ante esta situación y cómo evitar que suceda
Es importante que los adolescentes vivan esa etapa de la vida en plenitud, que eviten involucrarse en relaciones formales a temprana edad y que, con la guía de los adultos, se preparen a afrontar la etapa siguiente con objetivos claros.
Si ya se está inmerso dentro de la situación, lo prudente es buscar la ayuda adecuada lo antes posible para salir a camino antes de que sea muy tarde.
Otro factor no menos importante, es identificar con quién es prudente o no involucrarse, esto es posible cuando a medida que se conoce la persona se observan sus características, su forma de pensar, sus reacciones y sus actitudes, su grado de agresividad.
Las jovencitas tienen que aprender a evitar a las personas agresivas, sobre todo a los varones, y no dejarse llevar por la imagen, por el aspecto físico o su popularidad en la escuela o en el barrio.
Diferencia entre la violencia adolescente y adulta
Cuando hay violencia en el noviazgo adolescente, la parte agredida piensa que es algo normal en la pareja, mientras que en la violencia adulta este hecho es tomado con mayor seriedad debido a que la persona tiene un mayor conocimiento de lo que significa el factor violencia en su vida.
En la adolescencia es más fácil salir de la situación de agresión a tiempo siempre y cuando no existan hijos concebidos por la pareja y no se haya llegado al vínculo matrimonial.
Sin embargo, cuando se vive la violencia en la adolescencia la persona puede resultar más afectada que en la vida adulta, porque los trastornos que acarrea son más difíciles de solucionar.
Programas para erradicar la violencia en adolescentes
El Centro de Atención a Sobrevivientes de Violencia, unidad especializada de la Fiscalía del Distrito Nacional, tiene a su disposición psicólogas y terapeutas que trabajan con la recuperación física y emocional de las mujeres víctimas de violencia. Para disminuir la vulnerabilidad que las expone a permanecer en tal situación les ofrecen ayuda económica para permanecer dentro del programa.
Asimismo entidades como el Ministerio de la Mujer, la Dirección de Familia, Niñez, Adolescencia y Género en conjunto con las fiscalías barriales ofrecen campañas preventivas, que incluyen charlas impartidas con la finalidad de educar y orientar a los adolescentes y a sus padres sobre la violencia de género.
De igual manera existe el Observatorio de Justicia y Género, creado por el Poder Judicial que brinda un espacio a la mujer para exponer sus situaciones.
Este observatorio posee enlaces digitales con páginas de otros países de Latinoamérica que permiten un acceso a información y organismos especializados en temas de violencia de género e igualdad, que también ofrecen programas de capacitación que permiten el desarrollo de la mujer en diferentes ámbitos, y ayudan así a que pueda superar la etapa de agresión que vivió y se inserte de manera normal en la sociedad.
La violencia dentro del noviazgo va en aumento
Según datos estadísticos mostrados por la Procuraduría General de la República, del 35% por ciento de denuncias recibidas en las Fiscalías por violencia de género un 15% por ciento afecta a jóvenes adolescentes entre las edades de 15 a 18 años, creciendo a medida que el compromiso de la pareja se vuelve mayor.
Es curioso ver como las jóvenes suelen interpretar las agresiones en el noviazgo como algo natural, sin darles la importancia necesaria, incluso algunas no se consideran agredidas y asumen que el maltrato solo lo viven las mujeres casadas.
Llama la atención saber que las mujeres que son maltratadas en el matrimonio, vivieron durante la etapa del noviazgo alguna agresión por parte de su pareja y aun así decidieron continuar en la relación.
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